jueves, 10 de marzo de 2011

Me gusta el humo.
Me gusta dormir por las mañanas y pasar las noches en vela. Me gusta chillar cuando todo lo que quiero escuchar es silencio, las personas y sus espaldas, los lunares y todo lo que esconden. Me gustan las ciudades, sus lugares recónditos que nadie conoce. Las palabras que no me salen por la boca y me vienen a las manos en esos momentos que cojo un bolígrafo o un teclado y todo lo que me sale no se deja escribir. Me gustan los ojos,  lo que esconden, pero nunca miro a alguien a ellos cuando hablo y si lo hago es a sus pupilas para saber lo que sienten. Las cosquillas, las almohadas y las peleas que crean entre risas. Me gusta la cerveza y el café, las charlas que a veces conllevan y las discusiones, resentimientos y demás que puede haber tras ellas. Leo el horóscopo y las compatibilidades de las personas. Creo que hay ciertas cosas que nadie puede parar y que si no cometiera errores no hubiera aprendido ni a caminar. Me gusta reír y llorar a la vez, que si lloro sea de alegría y si me río sea por no llorar. Me gusta bailar, pero sólo cuando salto sin parar en mi cuarto. A veces desearía ser más alta pero me gusta el mundo desde mi punto de vista.
Me gusta la psicología, la estudio y cuanto más lo hago menos entiendo a las personas.

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