sábado, 10 de octubre de 2009

Miénteme, no es nada nuevo.

Odio las mentiras, siempre las he odiado. He llegado a tal punto que mis mentiras parecían verdades, pero no, por mucho que las disfraces serán lo que son siempre, mentiras y nada más. He mentido y he jurado sobre las mentiras. ¿Para que? Para nada. No he implicado a nadie, ni siquiera he mentido a los demás, sólo a mi y a veces preferiría que fuera todo lo opuesto. Y ahora el camino se acabó, las mentiras ya no pueden más, me pueden y me vuelvo a mentir diciéndome de nuevo que no es verdad. Pero lo es, he destapado la bañera, he sacado los pies y después de seca intento no mentir, y descubro que puedo, mintiendo sobre mentiras. Porque a veces sacar a luz la verdad es más doloroso que mentir, por eso la verdad está siempre escondida, porque nunca sale a la luz en su totalidad, y no son metáforas de la vida.