No quiero arrepentirme de lo que puedo intentar, no quiero perderme las cosas por miedo a perder, por miedo a hacer daño. No quiero renunciar a lo que quiero sin más, no quiero pensar. Me niego rotundamente a hacer lo correcto y que a cuando me empiecen a salir arrugas haya sido lo incorrecto. Me niego a hacer lo común porque sea lo que hacen los demás y regirme por sus normas y convicciones sociales.
Quiero que si tropiezo sea con la misma piedra, quiero tener lo que quiero, y como he dicho no quiero pensar, sólo sentir, hacer lo que me digan las tripas. Eso es lo correcto.
No quiero un ni contigo ni sin tí, quiero que seas un ciclón, un torbellino, que te mueras por mis huesos y no tengas miedo de gritarlo por los cuatro vientos. Que olvides los temores, cierres los ojos, no veas nada y camines. Porque el miedo, el miedo no importa, el miedo te impide vivir, te impide sentir, te impide ser la persona que quieres ser, todo aquello que debes ser. Y sobre todo, nunca dejes que nada ni nadie se imponga en tu camino a la victoria.
1 comentario:
Y parece que se ha despertado en ti un insinto suicida cuando, al contrario, es el impulso por vivir más intensamente cada segundo.
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