Las cenizas a las cenizas, el polvo al polvo.

Es verdad, no necesitaba nada más. Tú. Era suficiente, alimento y respiración, aunque hubiera momentos en los que me dejaras sin ella. No suelo recordar mal, hoy me odio por ello, por recordar cada palabra, llamada, beso, momento e incluso cada te quiero, los cuales fueron los justos aunque a veces desmedidos, con exceso de amor. Pero ahora cada llaga me escuece, me duele cada rincón de mi pequeño y resignado cuerpo.Te has ido, probablemente para no volver pero en realidad sigues ahí, giro la esquina y me tropiezo. El alcohol ya no me sirve y no si es peor tu ausencia o la resaca, o ambas por igual, me provocan dolores de cabeza. Tengo una batalla abierta, me enseñaron a no resignarme al presente, a luchar por el futuro, a conseguir lo que quiero, pero ahora no se si seguirme por lo instinto, luchar o huir. Una vez oí que es mejor correr hacia alguien que salir huyendo. Yo prefiero luchar pero mis piernas no me lo permiten. Me falta voluntad, me sobran impulsos y noches sin dormir. Correr hacia alguien. Mi existencia ha sido trastocada, era, y en parte soy fría, no sabía lo que es echar de menos a alguien hasta que apareciste tú, tú y todas tus cosas, tus detalles, tú gestos y yo palabras. Ahora quiero un cambio, sólo necesito unas últimas palabras. Mírame a los ojos. Dime que no me quieres y que no me echas de menos. Entonces desapareceré, como desaparecerán todas las palabras, tu olor de mi cabeza y tu presencia de mi cama. Te pido todo lo contrario que "Los Piratas", "Dime que (no) me quieres." Lo último. Por favor.
Es todo lo que te pido y te digo cuando estoy ebria.