Recorres medio mundo para darte cuenta de que la persona ideal, la que te complementa como la nata a un brownie está ahí a tu lado, como siempre ha estado. Entonces todo lo sufrido, llorado y rasgado ha merecido la pena porque de una forma u otra te han llevado hasta ahí. Yo una vez tuve ese sentimiento, pero fué fugaz como un suspiro para acabar siendo frio como un invierno. Todos hemos sentido un invierno, un verano, otoño o primavera. Para estar como estamos ahora. Solos o acompañados. Fríos o calientes. Pero luego llegará ese cambio, o transición que hara que todo gire bruscamente como un torbellino y a mi eso me encanta.
2 comentarios:
Muy buena descripción de esos amores que tenemos y perdemos, que perdemos y tenemos...
Un placer volver a leerte.
Muacks!
Te leí una vez que pedías a alguien que te contaminase... y no me dejaba comentarte entonces y ya no volví a leerte.
Hoy, no sé porqué, he vuelto a leerte. Y me ha gustado lo de completarse como la nata al brownie.
Lo que pasa es que hay veces que la vida es más chula con sus incompatibilidades. Y acabamos, como tú dices, dando la vuelta al mundo para encontrar algo que encontramos a la vuelta de la esquina.
O que ya teníamos.
Un abrazo, ya no te pierdo más de vista.
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