Necesitamos un límite, que alguien nos imponga cuanto amar, cuanto odiar, cuanto temer o cuanto sufrir.
Pero no los tenemos, somos incontrolables por naturaleza y estúpidos, muy estúpidos. Caemos, tropezamos y volvemos a caer, siempre con lo mismo.
Te levantas, y caes.
Te duelen las manos, rodillas y hombros, estas llena de arañazos y sin embargo piensas, das otro paso más y vuelves a tropezar, con lo mismo.
Y es que ahí esta, ese muro que nunca derribamos por miedo. Nos asusta saber que es lo que se puede ver detrás y afrontar la vida por nuestras propias decisiones.
En vez de ir quitando un ladrillo diario, nos los vamos colocando, y si un día tienes el suficiente valor para quitar uno, llegas al día siguiente y colocas dos.
Nos asustamos con el aire, nos gobierna el miedo.
Y sabemos que cuanto más miedo, más dolor.
Bueno pues mi muro va cayendo, lentamente cae, se derriba. No he llegado a las vistas del otro lado, pero ahí un sol que me ciega y oigo una música de Mozart adorable.
Y es que algún día siempre hay quien derriba el muro por completo y nos cuenta lo maravillosas que son las vistas al otro lado.
Por que por mucho que me guste la lluvia, quiero otro trozo de sol para mí.
3 comentarios:
Lo primero es agradecer tu visita y tu comentario. Es un placer que alguien me lea. Nunca escribí para ser leído, simplemente lo hago porque me siento bien al hacerlo.
He estado curioseando tu blog, y me han gustado mucho tus reflexiones, supongo que porque en cierto modo me he sentido identificado.
No me gusta considerarme especial en nada de mi vida, pero siento que tengo una sensibilidad distinta a la de este mundo cruel que nos rodea, y por lo que veo tu también. Vivimos sumidos en la tristeza y el dolor, en nuestros silencios, en nuestras soledades…
Seguiremos en contacto. 1 besote
Espero que esos textos se queden simplemente en lo que son, palabras.
Aunque para que suenen tan bonitos como lo hacen tienen que salir del corazón!
Putri un besito!
Mira al muro, quédate un rato mirándolo. Cada ladrillo significa una desilusión, un miedo, una tristeza, un fracaso.
¿Realmente queremos eso?
Ya te lo he dicho hoy, no te conformes con escuchar los cánticos de alegría de los demás, haz lo necesario para que tú misma puedas entonarlos con la más potente voz.
Porque merece la pena el resultado de vencer un miedo, de tirar un muro...
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