Quizás era algo más que una pequeña tontería de niñas.
Y ese nudo en el estómago decía eso mismo, y se enredaba más y más cada vez que te veía sólo o mal acompañado.
Y tu voz grabada en mi mente cómo cada palabra, gesto o caricia.
Y la pena no se olvida en el fondo de los vasos.
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